Siempre he visto como la política suele sacar lo peor de las personas. Afortunadamente, hasta el momento, en mis casi tres años incursionando en ella y a pesar de haber entrado a una muy corta edad, me he topado en su mayoría con grandes personas, muchos a quienes hoy llamo amigos o mentores en un lugar donde no es fácil hallarlos. Debo aceptar que la partida de Carlos Holmes Trujillo me afectó más de lo que alguna vez imaginé, demostrando una vez más que el pensamiento de ver a alguien una próxima vez para decir lo que guardamos no es más que una idea efímera.
En estos últimos días han sido múltiples los homenajes que recibió, en los cuales vi varios titulares refiriéndolo como, “el caballero de la política”. Una hoja de vida y trayectoria política intachable, probablemente uno de los precandidatos presidenciales con mayor peso para las elecciones del 2022 por parte del Uribismo, un verdadero patriota y un hombre dedicado a crear una mejor Colombia. Hemos sido testigos de la enumeración de sus grandes logros, pero hoy retomando mis columnas quiero hablar de algo más profundo. Hoy quiero hablar del padre, el abuelo, el mentor, el hombre que fue por encima del político. Este fin de semana Juan Esteban Constaín, en su columna de despedida para Roberto Pombo como director de El Tiempo, definía su carrera y vida en una frase del “maestro Kapuscinski”: “Para ser buen periodista primero hay que ser buena persona”. Mejor frase no hay para definir a Holmes y, como lo resaltaban sus hijos en la misa con sus emotivos discursos de despedida, creo que no hay duda, lo que hizo de él tan buen político era su esencia de excelente persona.
Probablemente no soy la mejor persona para estar escribiendo estas palabras, por eso mi demora en hacerlo. No fui el más cercano, nunca existió una estrecha relación paternal ni mucho menos puedo proclamarme como un ahijado de su conocimiento a diferencia de muchos otros. Aunque escéptico del destino, no puedo dejar pasar como su libro, “Salvemos a Colombia”, fue una de las razones que me hizo escoger mi casa política y aún menos como fue una de las primeras personas que conocí en el Centro Democrático. Jamás olvidaré cómo aún en épocas de campaña de Iván Duque tuve la oportunidad de topármelo y hablar con él por primera vez. No había cumplido 16 años, mi conocimiento político era limitado, era un completo desconocido y estaba muy nervioso, sin embargo, no dudó en iniciar una corta conversación en la que me sentí como un igual, escuchado y estimado. Fue una de las pocas personas en hacerme sentir seguro en lo que estaba iniciando, dejándome claro que nunca se es muy joven para iniciar a hacer política, defender ideas y a trabajar por un mejor país. Así, vez tras vez, en las que tuve la oportunidad de cruzar lo que podríamos llamar cortas charlas de pasillo con Carlos Holmes, demostraban siempre su gran afecto por las juventudes y su preocupación por enseñarnos a fondo cada una de las banderas e ideales que defendemos.
Son muchas las memorias que vienen a la mente de toda una comunidad que lo recuerda con gran afecto. Siempre preocupándose por absolutamente todos los que lo rodeaban nacen anécdotas como las de la Senadora Paloma Valencia, quién recordó emotivamente el gran apoyo que le dio con la recién nacida Amapola en la precampaña del 2018, el rol de padre que tomó en la vida de personas como Nicolás Ordoñez, que a pesar de su juventud se convirtió en uno de sus asesores más cercanos. Como estas, son infinitas las buenas memorias que dejó en todos nosotros con su caballerosidad, cercanía y afecto.
En una de las últimas conversaciones entre Carlos Holmes Trujillo y Oscar Iván Zuluaga, hablaba de su seguridad para poder ejercer la Presidencia de la República, cargo para el que estaba más que calificado. Camilo e Iván, sus hijos, nombraban su constante pensamiento en hacer una campaña para los jóvenes y José, su hermano, reveló que esta oficina fue uno de sus sueños desde la infancia. Lastimosamente, su presidencia quedará en un ¿qué hubiese sido?, pero como escribió en la dedicatoria de su libro: “A mis padres, ya fallecidos, cuya presencia me acompaña siempre”, hoy con tranquilidad sabremos que nos acompañará siempre a todos, en especial a quién tenga el honor de cargar las banderas del partido para las elecciones del 2022.
Muchas gracias y buen viaje al caballero de la política.
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